lunes, 29 de junio de 2009

De lado


Un ejemplo más de la porosidad del español ante el inglés es el caso de «perfil». En otros tiempos, nos hacíamos fotos o retratos posando de lado, pero no se nos ocurría recibir visitas en tal postura. Ahora, no cesamos de cambiarlo, cual cirujanos estéticos virtuales, y alteramos su contenido, añadimos cualidades (¿prótesis?) o, si no nos complace, lo eliminamos de un clic, o dos, según güindous.
No distinguimos a los que lo tienen bajo, por muy tachenkos que sean, pues son muy discretos, ni contratamos a los de perfil profesional irregular, aunque carezcan de horribles verrugas en la nariz.

viernes, 19 de junio de 2009

Protestas en baja resolución


Llegan escenas de escasa calidad de las revueltas. Mal se distinguen pulseras y pañuelos verdes, símbolos del disgusto más allá de sus fronteras, aunque esta vez la lucha parece perdida de antemano.
Los celulares son notarios clandestinos y absorben en sus memorias la resaca de esperanza diluida en sangre que provocan los pseudodemócratas del minarete. Después, la red dispersa por el globo los disturbios con un aspecto pixelado, imposible de falsificar.
Es más fácil trastocar los resultados de las urnas, pero Teherán ofrece estos días una altísima resolución que circula mal por la banda estrecha de mente de sus ayatolás.

viernes, 12 de junio de 2009

Oremus perdido


El oficiante formulaba cada tanto una llamada a la participación: «¡Oremus!». Los fieles respondían, completando la oración. No todos sabían latín –más bien, casi nadie—, pero el imperativo era incuestionable. El que estaba en las batuecas retornaba de inmediato al rebaño.
Esto ocurría en España no hace tantos siglos.
Hoy mi ciberquejido, ya chillido impaciente, es otro exigente ¡OREMUS! para recuperar el hilo de la cordura o, mejor, para elegir celebrantes sensatos que conozcan la vaina, aunque no chapurreen latín, ni malamente inglés. El diletante pucelanoleonés ya no se digna aceptar misales ni guiaburros, con la liturgia tan avanzada.

jueves, 11 de junio de 2009

Formato calificado


La relevancia de un término de sonoridad y brillo tan exiguos como es «formato» despunta al enumerar la cantidad de calificativos que pueden acompañarlo.
Así, del tirón: reducido, familiar, económico, completo, normalizado, ampliado, extenso, básico, habitual, extraordinario, breve, largo, condensado, empaquetado, compacto, revisado, confirmado, bruto, prolongado, parcial, panorámico, horizontal, vertical, gráfico, impreso, electrónico, virtual, real, mp3, pdf, televisivo, radiofónico, comprimido, legal, apaisado, futurístico, ergonómico, incómodo, confortable, explícito, implícito, dinámico, estático, moderno, antiguo, obsoleto, limpio, inadecuado, incompatible, soportado, volátil.
Jamás tomaría un vino bueno en un vaso de plástico, ni de cristal grueso, la copa de globo sería mi formato inexcusable.

miércoles, 10 de junio de 2009

Sensación cronológica


Hay dos sensaciones de novedosa definición que nos afectan a diario: la térmica y la cronológica. La primera sobra explicarla, por archinombrada últimamente. No así la cronológica, de tan personal como se manifiesta. La hora estaría marcada por nuestro cuerpo. Igual que el viento con baja temperatura intensifica la sensación térmica de frío, al mediodía el serrano —cuerpazo— podría empezar a reclamarnos el reposo propio de medianoche avanzada. Nos despertaríamos con la sensación cronológica de haber madrugado, para que Dios nos ayude, si quiere, y trabajar, desde nuestra hora temprana, aunque sea ya la del telediario vespertino. Jetlag sin volar.